martes, 11 de diciembre de 2007

Fenix Festival, crítica RollingStone (publicacion de Diciembre, 2007)


Travis dio un show cinco estrellas, The Killers demostró ser casi un invento y Starsailor confundió con lo de dar un show sencillo con uno humilde.

A las 6 de la tarde el calor era espantoso en Santiago de Chile. Y afuera, en la elipse del Parque O'Higgins, todo se sentía por dos. Dentro del domo del Arena Santiago, las cosas eran distintas, la temperatura era agradable y la forma del recinto conseguía que desde cualquier ángulo se tuviese una visión perfecta del escenario montado hacia el poniente del círculo.

Diez minutos mas tarde se apagaron las luces y subieron los primeros convocados a la cita: Starsailor, elegante banda inglesa que en estudio venia marcando pauta con una barroca producción, repleta de cuerdas y orquestaciones, que recuerdan lo hecho en los setenta por Electric Light Orchestra.

En discos, el grupo es efectivo, emociona y logra un gigantismo sonoro que en directo brilla por su ausencia. Como teloneros de los numeros fuertes de la noche, Starsailor ofreció un espectáculo mediocre que nunca superó las fallas técnicas que los acompañaron desde el primer tema, 'Poor Misguided Fool', hasta el cierre con 'Four To The Floor'. Lo suyo no fue un show sencillo e intimo, como James Walsh, el vocalista, lo aclaró en su primera intervención, sino derechamente pobre y a ratos aburrido.

Es raro el concepto de Starsailor, mas que un grupo con cuatro elementos que confluyen en un sonido común, el cuarteto británico funciona como una orquesta de compañia para Walsh, vocalista muy dotado, con un tremendo registro vocal, pero con cero histrionismo y capacidad para manejar a su gente. Con un líder de manada así, starsailor está condenado a nunca dejar de ser una banda mas del monton. Divertido fué el rockero cover de 'Umbrella', de Rihana, y la potencia de 'Un The Croosfire', su tema mas conocido. Covers de Elvis, The Beatles y U2 también ayudaron a subir la temperatura, pero tras cincuenta minutos de monotonía sonora, el público ya queria los platos fuertes.

Hay que decirlo, Travis sorprendió. Lo suyo fue una patada en el rostro, un balde de agua fria, una sacudida que sintieron hasta quienes iban por The Killers. Si los discos del cuarteto escocés suenan calmados, lánguidos cmo un dia nublado, banda sonora perfecta para tardes invernales, en vivo lo suyo es puro rock. Mas allá de definiciones estilisticas, Travis en vivo es actitud rock, desde el modo de cantar de Fran Healy hasta las ganas con que dan a las cuerdas y palos. El efectivo tecladista invitado, que ayudó a cubrir sus exigencias sonoras, también aportó lo suyo al show que fue de mas a mas y que incluso usó a su favor la falla de sonido que amenazó con dañar la maravillosa 'The Beautiful Occupation'.

Travis subió a escena a eso de las 19.30 acompañados con la fanfarria de la 20th Century Fox, pegada luego con los acordes del tema central de Rocky. Los muchachos saltaron al escenario con batas de boxeador para inmediatamente dar el primer puñetazo con 'Selfish Jean'. Y de ahi en adelante todos fueron golpes hasta llegar al K.O. absoluto, con una intima version con guitarra de palo para 'Flowers In The Window'.

Healy y sus compatriotas tenian ganada a la audiencia desde el primer instante, pero fue con 'Sing' donde el Arena Santiago se vino totalmente abajo. Desde la mas silenciosa de las tribunas del pop británico, Travis ha estado tejiendo una banda sonora perfecta para una generacion calmada. sin los destellos de Coldplay, la actitud escocesa de los responsables de The Invisible Band ha brillado con luces propias y su efectivo show demuestraque aun tiene harta carne que cortar. Dos cosas anes del cierre: Travis deberia ser mas famoso y exitoso de lo que es; y segundo, si hubieran estado solos, el Fenix Festival habría cerrado con 5 estrellas.

Las deudas de sonido y la actitud de The Killers con Joy Division y la época de Devotional de Depeche Mode son tan evidentes, que la introducción de su show con un video a cargo del fotografo Antón Corbjn presagiaba que los muchachos de Las Vegas no eran mas que una sobre condimentada banda tributo (detalle que el cover de 'Shadowplay', de la manada de Ian Curtis verificó). Eran el plato fuerte de la noche, el número final y la banda que en teoria se asomaba como la mas interesante, pero terminaron en un show mediocre en que no solo las canciones, sino la actitud del grupo, remitían a sus mas que obvios referentes.

En noviembre de 2007, uno puede dejarle pasar muchas cosas a una banda profesional y con plata detrás, menos que suenen mal en un recinto con las bondadosas acusticas del Arena Santiago. Y lo de The Killers fue de vergüenza. Muros de guitarras saturadas y excesos de teclados opacaron a un vocalista histriónico, divertido y drámatico, pero con evidentes falencias vocales que juegan en contra de su habilidad como frontman.

Brandon Flowers brilla en los discos y registros visuales de The Killers, pero en directo defrauda. No fue un show malo, pero si decepcionante. Los autores del notable Sam's Town eran el plato de fondo, pero cuando con el aperitivo basta y sobra, no hay nada que se pueda hacer.

RollingStone, Diciembre 2007.

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